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martes, 1 de julio de 2014

EL BARRO, TAPIAL Y ADOBE. OTRA FORMA DE CONSTRUIR.


BARRO, TAPIAL Y ADOBE, OTRA FORMA DE CONSTRUIR.
En el paisaje de muchos pueblos de Castilla todavía hoy podemos descubrir las paredes de tierra que se levantan delimitando corrales, lagares, palomares, pajares, casas y otras edificaciones.
Este material es empleado de tres modos distintos en esta zona y en particular en Sanzoles.
Los tapiales, paramentos de tierra amasada con tierra, arcilla y arena, incluso cantos rodados,  convenientemente compactada en el interior de un encofrado de madera.
Con unas dimensiones aproximadas 2,50m de largo y 80cm de altura, las puertas (denominadas así por su forma y aspecto) los costales, en número de tres por cada puerta (situados a los costados del muro), las agujas, piezas que atraviesan el muro arriostrando una puerta con la otra manteniendo el grueso establecido, con diferentes tamaños ojales o muescas para poder variar el espesor de la pared, en función de su destino, estrechándola a medida que subimos de altura o planta. Se denominaban así probablemente por su efecto de coser los tableros al muro y su forma al exterior de cabeza de aguja metálica. Por último el tórtolo o torniquete, situado en la parte alta de los costales, cuerda trenzada en forma de lazo que une las dos cabezas de los costales y se aprieta mediante una pieza de madera que retorcida en el centro aproxima  las puertas lo necesario por mediación de los costales,  para que permanezcan verticales y equidistantes. El elemento de madera del torniquete se atraviesa y se sujeta a los lados para evitar que se afloje.  Las tres agujas inferiores sirven para el apoyo de las puertas y aseguran los costales.
En la parte superior se colocan otras tres que hacen de separadores para evitar que el encofrado se cierren hasta que esté lleno y seco, y servirán para el apoyo de las puertas en el siguiente nivel.  Cada tapial se coloca contrapeado matando la junta de los dos inferiores, configurando grandes bloques de barro trabados. Las esquinas casi siempre son de piedra, ladrillo o adobes, en raras ocasiones de tapial, por la difucultad que entrañan.


El arranque del muro se debe hacer sobre un zócalo de piedra. Además de una pequeña caja en el terreno para empotrar y asegurar algunas piedras jarreñas, se levanta, con el espesor del futuro muro de barro, un zócalo de 50 a 80cm de piedra en mampuestos bien trabada y acuñada con querencia hacia el interior de la edificación. Sobre este murete se coloca los primeros encofrados.
El barro muy amasado con agua hasta conseguir una consistencia uniforme y dócil, se vierte en tongadas de entre 15 y 30cm bien extendido, evitando cualquier defecto de relleno, además se compacta con el pisón para conseguir una masa homogénea y de aspecto uniforme, lo que le confiere resistencia y mayor durabilidad. Los pisones eran con forma afilada o de cuña, para hacer penetrar el barro en las zonas inferiores, y cilíndricos o troncocónicos para compactar una capa regular, todos con un mango de 120 a 150cm que permite levantarlo y dejarlo caer con precisión al operario desde la posición erguida.

Amayuelas de Abajo. Palencia. Encofrado actual para el tapial.

Cuando el encofrado se elimina a los pocos días, se sacan las agujas inferiores para poderlas reutilizar en la siguiente tramada. Las colocadas de separadores en la parte supuerior ahora serán las inferiores de nuevo nivel. Los huecos producidos se emplean para apoyar los andamios de palos sobre los que trabajan los operarios y finalmente, antes de aplicar el acabado de la pared, se tapan. 


Tapia en Sanzoles.

El acabado superior de todo tapial siempre tiene que ser impermeable, garantizando que el agua de lluvia no pueda alcanzar la tapia terminada, la reblandezca y desmorone.
En el paramento, además de revestido de barro, también se empleaba en mortero de cal y arena, em ambos casos, cuando existen oquedades fuertes se colocan tejones, fragmentos de teja o incluso ladrillo para reducir el espesor del mortero o barro que si supera los dos centímetros se resquebraja y despega del soporte al poco tiempo.


Pared de lagar con zócalo de mampuesto, esquinas bajas de sillería y altas de ladrillo y muro de tapial.
En Sanzoles, y otras localidades próximas se remataban las edificaciones con una cubierta volada sobre las paredes, y en las tapias con la albarda. De ésta procede el término utilizado muy comúnmente hoy de albardilla. La albarda se realizaba, en zona de viñas, con varas de vides que duplicaban el ancho de la pared (si la pared era de 40cm, las varas de 80cm) volando hacia ambos lados. Sobre estas vides ligeramente curvadas hacia abajo se formaba un lomo de perro o remate curvado con barro fuerte y piedra que impedía que la albarda se moviera.


Quedan todavía algunas calles en las que todas sus paredes son de barro presentando una riqueza de texturas que integra los edificios con el color terroso, esta tapia ha perdido su albarda y se deshace.
Ésta permitía que el agua de lluvia escurriera por las varas hacia el exterior y cayera al suelo lejos del muro, manteniendo la pared lo más seca posible. La zona baja, más salpicada resistía gracias a su construcción de piedra.
La albarda también la he visto construida con ramas de encina, al tratarse de leña, los inviernos pudrían las varas y con pequeños roces o por las inclemencias las albardas se demolían. Los varizos de encina son más longevos.  Era necesario recomponerlas en la primavera, de lo contrario empezaba a deshacerse el tapial.  La teja, configurando un tejadillo, generalmente a dos aguas también evita el deterioro, por los mismos motivos requere reparación, en la foto vemos una zona en buen estado que cumple su función y otra deteriorada que ha dejado de resguardar el muro.    Algunas tapias se dejaban con la huella del encofrado vista pero la mayoría se revestían con un enlucido de barro al tapar los huecos de las agujas, denominado trullado, embadurnado de barro con paja aplicado con paleta para conferir una textura uniforme de color y textura, muy agradable a la vista que revestía incluso el zócalo de mampuestos unificando el conjunto.
Pared de un pie de espesor de adobes revocada.
En las construcciones más cuidadas el tapial se marcaba con berdugadas de ladrillo, hiladas de uno a tres ladrillos.


 Los adobes, piezas prismáticas a modo de ladrillos de tierra cruda a los que se añadía paja trillada para darle mayor resistencia. Se realizaban con un molde de pequeño tamaño denominado gradilla o mecal. En Sanzoles el  término más empleado era gradilla. En casi todas las casas, en los desvanes existía un molde para realizar adobes. A pesar del interés de algunos estudiosos por unificar su tamaño, podemos ver diferentes formatos. Si el tamaño del adobe es mayor se aguanta más a levantar las paredes pero su peso es muy superior y un adobe debe ser manipulado con una sola mano para dejar la otra libre para extender el barro.

Gradilla de forja para dos adobes , la mayor parte de ellas eran de madera.

Si es muy pequeño es más débil, en la manipulación desde la recogida seco en la era, hasta su colocación recibe multitud de golpes y puede romperse. Se recogía barro de un terreno arcilloso o del “barrero” que existía en casi todos los pueblos, también en Sanzoles. Se amasaba bien y mucho el barro para conseguir una pasta uniforme en su conjunto, se vertía en la era sobre la gradilla, se apretaba a mano llenando bien el molde, se enrasaba y se retiraba, untado con arena para evitar que el barro se pegue.  La elaboración de adobes era un trabajo muy común que requería mucha mano de obra todos los años.

Pared de adobes y apoyo de viga de carga con su remate de cubierta en ladrillo.
Los adobes se empleaban preferentemente para completar los tapiales, recrecidos de paredes, reformas y reparaciones, estos trabajos siempre eran necesarios para el mantenimiento y la adaptación a las necesidades del campo. Incluso se construían cochiqueras de tapial. El cemento no se empezó a utilizar en esta comarca hasta bien entrados los años 50.
Los adobes se asentaban con barro y se repellaban con el mismo material unificando el acabado y aspecto con los tapiales.  Sobre estos revestimientos se aplicaba también encalados. El encalado añadía una mayor protección contra el agua a los muros. Las paredes de gran altura no estaban suficientemente protegidas con los aleros o las albardas y en las zonas bajas se mojaban y reblandecían desmoronándose. En las reparaciones era muy común, además de tapar con barro los desconchones o descarnados, encalar la pared para impermeabilizarla. Este trabajo también requería mantenimiento.
Haciendo adobes en Amayuelas. Palencia.
He visto hacer adobes pero nunca pude ver levantar un tapial en Sanzoles.  Se trata de una técnica de construcción milenaria, existe tapial y adobes desde los países más alejados de África hasta los situados al norte de Europa.
Ilustración antigua de la India donde vemos los útiles y el sistema semejante al actual.
Material disponible, de distintas características pero accesible y reutilizable. Muy ecológico. La energía necesaria para su manipulación y puesta en obra es la que aporta la mano del hombre. Las paredes de barro acumulan el calor durante los días cálidos del verano y lo desprenden con la frescura de la noche actuando de regulador de temperatura de forma efectiva. En invierno aporta calor a las casas habitadas en los días más crudos.
Los revocos de barro.  Protegen los muros de tapial o adobe, le dan uniformidad en textura y color.

Pared de tapial, revocada de barro en buen estado gracias al alero.

Junto con la piedra arenisca, ya tratada, el barro con sus variantes, supone el material más empleado en la construcción popular y en particular en Sanzoles, su comarca y otras limítrofes como la Tierra de Campos y gran parte de Castilla y León. 

Pared de tapial revestida de barro reparada recientemente con mortero de cemento.

 Aporto unas muestras que se mantienen a pesar de su abandono. Hasta hace pocos años algunos ancianos reparaban puntualmente sus casas haciendo un poco de barro.  Sin mantenimiento sorprende como aguantan el paso de los años. Muchos muros son centenarios pero mientras se mantengan a plomo y cubiertos perdurarán más que nosotros.

Esquina redondeada para proteger el muro facilitando las maniobras en calles estrechas.

Cuando tras un invierno húmedo vemos alguna pared inclinarse por haberse reblandecido su base podemos predecir que son pocos ya los que le quedan para volver a ser tierra. Por cierto estos escombros en un pueblo no requieren “gestión de residuos”, dicen los viejos que esta tierra que ha permanecido infértil muchos años es la mejor para  añadir  a los huertos.
El interior de las viviendas también se revocaba con barro y se encalaba de suelo a techo. Vemos el interior de una vivienda derribada y las paredes revestidas.

Los pocos muros que permanecen en pié le aportan el color de siempre estos pueblos, integrándo las edificaciones con la tierra, suavizando las aristas, redondeando los volúmenes que envuelve, colaborando con el paisaje.

Para no hacer más extensa la entrada, a los interesados les recomiendo la lectura de " ARTE DE ALBAÑILERÍA" O INSTRUCCIONES PARA LOS JÓVENES QUE SE DEDIQUE A ÉL" de Juan de Villanueva.  Con láminas muy ilustrativas.
Fotos propias y de Amayuelas.

martes, 4 de marzo de 2014

EL SARCÓFAGO DE LA DEHESA DE VALDEMIMBRE (SANZOLES).


Situado en Valdemimbre sobre la Tronera, camino de Gema.


La Via de la plata o calzada romana discurría por el término de Sanzoles. Si aceptamos los estudios publicados por Isaac Moreno Gallo, experto en localización e identificación de calzadas romanas, y desde el asentamiento denominado Santa Coloma o Colomba en Fuentespreadas,  hasta el  Alba en Villalazán, a unos 30 km de distancia (no 20 km como aparece en la publicación de las vías romanas), resulta una distancia muy importante para recorrer en una sola jornada con carretas. Quizás la dehesa de Valdeminbre, situada aproximadamente a  16km de Villalazán y 14 de Fuentespreadas (Sibaria), podría ser un lugar idóneo para la ubicación de un asentamiento poblado y zona de descanso.  El trazado dibujado por este estudio parece muy congruente y vendría a explicar la existencia de enterramientos de la época romana o tardorromana en estos pagos.  La ruta entre Salmántica y Ocellum Durii (asociado a Zamora) pudo discurrir por este término. Ocellum Durii fue identificado como un poblado Vetton por el historiador Estrabón en sus escritos de geografía.

Sarcófago con la tapa en el suelo.

Una prueba de esta presencia pueden ser los sarcófagos encontrados en Valdemimbre, uno de ellos colocado en la Tronera en el que podemos apreciar el fino trabajo de talla y la calidad técnica alcanzada que hace dudar de tal antigüedad . Sin datar pero con piezas semejantes a las halladas en Alba (Villalazán).  Realizado en granito dorado de Sayago, piedra blanda de fácil labra que no existe en el término, y supone que estos sarcófagos pesados eran tallados a más de 3 jornadas de Sanzoles (40km) y trasladados en carretas hasta esta necrópolis. La tapa, en el suelo, tiene la superficie superior tejada a dos aguas, ligeramente mayor que la caja para verter las aguas al suelo, lo que le da una calidad admirable de proporciones y formas.
Aunque fue extraído de la necrópilis entero con su correspondiente tapadera de una pieza, (creo recordar en 1978) el tiempo y algún desaprensivo han provocado su deterioro.
Es un sarcófago de piedra, monolítico, escuadrado al interior incluso en el fondo de su vaciado. En esta foto se puede ver que se ha dejado una zona de apoyo para la cabeza. De estructura esbelta , las paredes no llegan en ningún punto a los 10cm de espesor lo que permite su mayor ligereza y espacio al interior sin sobredimensionar el conjunto.  

Sin llegar a se antropomórfica, la anchura en la zona de la cabeza es mayor que en los pies en sus dimensiones en planta, y en alzada la caja tiene menor tamaño en la parte más próxima al suelo. Estas inclinaciones o caídas, además de aligerar el peso total, le aportan al aspecto general de la caja una modificación de la perspectiva. La convergencia hacia abajo produce la impresión visual de que la caja es de mayor altura y porte, y el mayor ancho en cabeza y hombros acorta visualmente su longitud cuando la observamos desde los pies. La cara exterior del fondo está sin refinar.

En cuanto a su labra, la piedra elegida permite este tipo de vaciados, la arenisca disponible en la localidad y su entorno es muy frágil para estos trabajos. Si observamos con detenimiento la pieza, en el exterior se puede percibir los golpes de pica, menudos, sobre todo en los pies, todos en una dirección, las herramientas eran finas y de talla, más delicadas que las empleadas para la extracción o saca. En el interior el acabado está mucho más perfilado, no se descubren golpes bruscos de herramientas. No tiene decoración ni inscripción de ningún tipo pero su tamaño, material y monolitismo, teniendo en cuenta su uso, impone respeto y admiración.

Foto de "La Opinión de Zamora"
Sarcófagos de Alba,  Villalazán, muy semejantes al de Sanzoles.


Plano con el trazado por Valdemimbre de la vía romana. En rojo el tramo desaparecido. En la parte superior derecha están ubicadas las casas de Valdemimbre.


Sarcófago de Bretón de la Rivera, muy semejante con talla de inferior calidad al de Sanzoles. En esta localidad predomina la influencia del románico por su dependencia del Monasterio de Moreruela ( foto de la web).


Villa romana de Arroyo (Avila) Necrópolis muy semejante a la de Valdemimbre, enterramiento similar. La caja situada en el centro de la imagen presenta las mismas deformaciones geométricas que la de Sanzoles
(Foto de la web).

Existen ejemplos en todo el territorio del antiguo imperio romano, incluso en Inglaterra, pervive este modelo durante siglos.
Es muy aconsejable visitar el sarcófago para observarlo e intentar enteder a aquellos habitantes de estas tierras que dedicaron su saber hacer y esfuerzo a estas tareas y nos dejaron estas muestras para la posteridad. 

Sarcófago del siglo IV de Londres (Inglaterra).
Aliscamps. Arlés (Francia) .Fotos de la red.

Con estos ejemplos podemos apreciar el interés y la calidad de este sarcófago de Sanzoles y de otros muchos que exiten.
No se facilita el lugar de donde fue extraído para evitar el mal uso que algunos suelen hacer de este tipo de hallazgos. 
Si te ha gustado el tema y te interes saber más, es aconsejable que visites el Blog del investigador Isaac Moreno Gallo.
http://www.traianvs.net/viasromanas/index.php  Mirar en particular el tramo Salamanca-Villalazán.

jueves, 16 de enero de 2014

FORJA TRADICIONAL




FORJA EN SANZOLES.

La forja fue uno de los oficios más importantes  y requeridos en el trabajo rutinario popular. La  necesidad de elementos realizados con hierro, rejas, picos, punteros, otras herramientas manuales, hasta utensilios de cocina, ejecutados con  interés y dedicación dejando muestras que deberíamos conservar como buenos ejemplos de nuestra cultura.
Un elemento fabricado por los herreros locales, que sirve para aportar seguridad y mejora el aspecto de los austeros muros son las rejas de correcta factura que podemos ver en estas calles.
 
La reja que  más destaca en la localidad es la existente en la gran casa ubicada en la calle de la Presa,  junto a la iglesia. Se trata de dos piezas iguales robustas y de gran porte, realizadas con gruesos perfiles y diseño inspirado en los bordados tradicionales populares, flores, tallos y zarcillos que se despliegan ondulantes de abajo a arriba rematando en un ramillete a modo de copete. Aunque de ejecución tosca y rústica es singular y original como pocas.




Muestras abundantes del "saber hacer" y la creatividad de aquellos herreros.

El balcón que llama la atención entre todos es el situado en la plaza. Elaborado y hermoso, recordando las formas góticas parece hacer referencia a una vivienda en su contrucción relacionada con la iglesia.

Más común, la reja que más se repite en nuestras calles es sencilla, compuesta por cuadradillo, colocado en posición oblicua, con barra central y pasantes, acabada  en pletinas y remachado, con remate superior realizado con eses y dos ces opuestas que soportan una lanza. De figuras con extremos aplanadas configurando bolas, curvas gráciles sencillas pero con un efecto plástico apreciable. Remachadas y trabajadas al rojo, a la calda, sin soldadura, demuestran sobre sus superficies cada golpe en su color natural.

Son más empleados aún los barrotes de sección circular, tanto en las barras verticales como en las horizontales  perforadas que arman la defensa, rematadas en la parte superior en muchas ocasiones con arco rebajado y en la inferior con pequeño antepecho cerrado con eses, ces, moños y borlas que sirven de defensa contra el escaldo y apoyo de maceteros y flores durante el verano.






Balcones con barrotes más modernos, empleando macollas y anillos, con zócalo también decorado en diseños rizados y llenos de hierro, otros con referencias modernistas.
Algunos más sencillos y originales.


Rejas más elaboradas y ostentosas que superan la función protectora.
También encontramos buenos ejempos de este legendario oficio en pequeñas rejillas de puertas, ganchos, bocallaves, tiradores, herramientas...

Sobre recercados de piedra destacan las rejas escasas pero finamente decoradas.





Reja conservada en perfecto estado bien proporcionada y armoniosa con las pequeñas borlas en la barra inferior que además de embellecerla dificulta su escalado, sistema muy utilizado en el pueblo.

Llamador , bocallave, tirador y clavos de gran factura, uno de los mejores ejemplos de la buena herrería que ha existido en el pueblo.

Un clavo muy empleado en las puertas de estilo castellano de la localidad es el que vemos en este cuidado ejemplo. Clavo con placa rómbica que refuerza las hojas tanto visual como mecánicamente al apoyarse sobre una superficie mayor de la tabla protegiendo el paso del clavo y un posible punto de entrada de agua y pudrición. También le aporta un aspecto de mayor robustez y defensa. Estos clavos de punta de diamante atraviesan la tabla, el travesaño y están remachados por la cara interio, forjados a cuatro caras.



Son solo una pequeña muestra de los trabajos elaborados para la arquitectura tradicional de este pueblo que se difunde por la comarca.    Hay muchos más elementos de buena forja.

Campanario con veleta en forja. Fechado en la fundición de la campana en 1913, ha cumplido 100 años. Corresponde a la Dehesa de Valdemimbre.

Gachos empleados para sacar las erradas del fondo de los muchos pozos que se utilizaban en el pueblo, las llaves y cerraduras de grandes dimensiones siguen funcionando.

Una mecal, gradilla o molde empleado para fabricar adobes o ladrillos de forja, las más tradicionales eran de madera.
Muchos de estos trabajos son difícilmente repetibles. La huella de cada martillazo de los herreros que modelaban el acero en un rojo cereza, hasta los años 60 se conocían tres herrerías en Sanzoles.

Para apreciar la calidad de estos y otros ejemplos es recomendable observarlos con detenimiento y al natural.   

Saludos.

NOTA: No se identifica la ubicación de estos ejemplos intencionadamente, los forasteros pueden apreciarlo y los locales deberían descubrirlos. Ánimo.

martes, 24 de septiembre de 2013

EL CARRO DE SANZOLES.


EL ÚLTIMO CARRO DE SANZOLES.



  Vehículo fundamental hasta los años 80 con la aparición de los tractores y la desaparición progresiva del ganado de tiro. En Sanzoles, como en muchos pueblos de Zamora, los carros eran abundantes e importantes en la economía agrícola. Servían para el acarreo de las cosechas y el transporte de mercancías e incluso personas.
Eran muchos los carros en el pueblo, podemos ver en las fotos antiguas como las plazas de toros se construían formando ruedos de ellos ensartados unos a otros por sus vigas hasta unir sus ruedas dejando un pequeño hueco bajo ellas.
Este es el último que todavía circula por las calles de Sanzoles. Sus propietarios, los hermanos Bertino y Demetrio mantienen una pareja de mulas que enganchan al carro para cada faena. El año pasado pude verlos con los cestos de mimbre de vendimiar.

Desde la invención de la rueda, muchos y diversos vehículos de transporte la han empleado, pero en Castilla y en buena parte de la península este carro ha demostrado ser el mejor diseño. Sus grandes ruedas  reducen la percepción y salvan con facilidad los profundos baches que dejaban las tormentas e inviernos en los caminos.  Los radios altos permitían colaborar a los braceros ayudando a las caballerías a seguir en los momentos de apuros. Su larga viga colaboraba con los animales bien adiestrados a mover con facilidad importantes cargas colocadas éstas inmediatamente encima del eje.
Con la desaparición de los carros perderemos su vocabulario que de niños aprendíamos escuchando a los mayores.
El carro lo compone la caja, la viga y las ruedas. La viga o vara del carro es la pieza de mayor tamaño que recorre el carro desde la parte posterior hasta la zona de enganche de los animales, generalmente de negrillo.
La caja o desojao está formada por el piso o la mesa, parte horizontal, de 4 o 5 tablas, de negrillo (algunas de roble) con los brazuelos o rostrales, piezas atravesadas adelante y atrás, y los aimones desde la parte delantera a la trasera, piezas prismáticas y robustas entre las que se encuentran las tablas y se insertan las teleras. Los cabezales son las piezas salientes del carro que defienden las ruedas del roce en la parte anterior.
Sobre los rostrales, están fijadas las escuadras de hierro al interior y los sostribos por fuera que sujetan ambos los indiestros o piezas verticales de las esquinas más robustas que a su vez configuran las teleras o costeros, con los tirantes de las teleras de hierro,  las tablas se denominan costanas. Cerrando éstos en la parte superior los largueros que fijan las piezas verticales y se amarran con las varillas de hierro con rosca cuadrada de refuerzo que en los más decorados remataban en la cabeza con borlitas o remates decorativos. Todo el tablero y barrotes armado con tornillos barraqueros.
Los tableros anterior (anteportilla, frontal o abrideras) y posterior, son desmontables y se sujetan en la parte inferior por el interior de los rostrales y en la superior entretallado en las pasantes como vemos en la foto.

 Las zapatas son las piezas de madera situadas bajo el asiento que fijan el eje de hierro forjado.
Los radios de la rueda son de acacia (algunos de encina), las mazas o cubos en las que se insertan los radios son de madera de fresno. Uniendo los radios de dos en dos en el exterior unas piezas de negrillo curvadas denominadas pinas entrelazadas entre sí y cerradas por la llanta de hierro forjado.
Siempre de 16 radios, unidos en las pinazas zonas curvas del buje, mazas o cubos reforzados con cinchos de hierro, aros pequeños que arman las mazas, por lo menos dos, uno al exterior más ancho y otro más grande y estrecho en el interior junto a la inserción de los radios. El agujero denominado buje, pieza de hierro en ocasiones con un tubo también de hierro denominado manga , por este buje se introduce la rueda en el eje, bien engrasado antes con sebo, una arandela o aro boquero, la volandera, arandela suelta y el pasador , estornija o pina que atraviesa el eje por una ranura u ojal. El extremo de forma cónica para permitir el ajuste con el desgaste del  buje al eje evitando el excesivo zarandeo de las ruedas que podían llegar a rozar el sojadro o cajón en el balanceo de los caminos.
en la parte posterior también disponían del freno, palo robusto atravesado revestido en los estremos con trozos de rueda que accionado mediante barra y palanca desde el carro permitía frenar en las bajadas de las empinadas cuestas que tienen algunos pagos, ayudando a los animales evitando que la carga les empuje.
El reculador o vencejón es el tope superior de la viga en el que se fija el yugo, llamado así porque los animales retroceden hasta este punto al montar el carro. El dentellón sobresale de la viga por la parte inferior delantera evitando que ésta se arrastre por el suelo.El yugo es un útil desmontable adecuado a las caballerías. En la parte inferior otra pieza denominada peón evitaba que la viga apoye en el suelo al desenganchar las mulas.
En la parte anterior de la viga y posterior del carro el tentemozo. Pieza de madera colgada de un extremo, reforzada con aros metálicos que permitía mantener el carro horizontal incluso cargado. La galga es el freno del carro, palo en la parte posterior del carro bajo la caja que porta las zapatas que frenan sobre las ruedas. El alza es la pieza que separa ligeramente el eje de la caja del carro levantándolo del plano.

Los sostribos en ocasiones decorados por el forjador, piezas en forma de L hacia el exterior que da rigidez al sojadro o cajón del carro, permite sólidos amarres.
Algunos carros tenían anillas, pequeños aros situados en la parte superior de las teleras donde se colocaban los estacones o picones para sujetar las redes y transportar haces de cereales. Incluso en la parte posterior se podía formar la bolsa de esparto o madera para aumentar el volumen de la carga con mercancías de poco peso.
También se empleaban, aunque menos, los garbiones o cabezales, pulseras o sobreindistros, piezas cuadrangulares para modificar el modo de carga, o los coñazos o sobreteleras o tableros de la paja, dos tablas unidas por barrotes de forma curva de negrillo que permitía el aumento del ancho del carro volando sobre las ruedas hacia el exterior. El más empleado es el Baluarte o armazón compuesto por cuatro estacas y cuatro redes de estopa formando bolsas que permitía recoger grandes volúmenes de paja, el bálago o haces de mies hacia las eras. Había redes más o menos tupidas para acarrear haces o paja trillada más fina. La puente une las redes en su parte alta de los estacones insertos en las bridas.
El estrinque, que todavía existe hoy en los modernos remolques era una cadena que unía las teleras en su parte superior o tirar del carro si quedaba atrancado.
Expresiones como enganchar el carro, enejar el carro, tesarlo y otras, eran comunes en el vocabulario local y extrañas a los que visitábamos el pueblo algunos días durante el verano.
La mayor parte de los carros tenían alguna decoración. En el de los herederos del señor Demetrio todavía se intuyen las pinturas. Los construidos en Salamanca eran muy decorados, algunos con muestras excepcionalmente realizadas. Sobre todo en las puertas y en especial la delantera, con abundante colorido y motivos vegetales, geométricos, animales y escenas elegidas por el propietario que lo encargaba, de caza, de pesca o de costumbres, eran el orgullo de la casa. En Salamanca se fabricaban en Cabrillas, Escurial de la Sierra, Abusejo, Villalba de los Llanos y el Maillo. En Zamora en Fornillos y Pino del Oro. Los últimos que se adquirieron en los años 60 me cuentan que costaban entre 6000 y 9000 pesetas. El carro lo compraban los agricultores prósperos, otros muchos se tenían que arreglar con un burro o mula y sus alforjas, o incluso andando.
En la parte superior lateral figuraba la matrícula del carro, donde se asignaba un número y la provincia, utilizado para su identificación y en algunos casos para el cobro de impuestos de rodaje. Los carros eran mal vistos en las ciudades por sus llantas de hierro, eran  ruidosas y deterioraban los adoquinados y lustrosos empedrados.
Incluyo dos fotografías de un carro en la Alberca (Salamanca), se puede observar que la decoración era sorprendente y la calidad artística de las escenas excepcional, nada que envidiar a muchas otras pintadas sobre lienzo.

Desde aquí el agradecimiento a estos vecinos que mantienen en funcionamiento este elemento tradicional del paisaje del pueblo hasta la proliferación de tractores y coches, que lo conserven y veamos muchos años más rodando y no solamente desfilando en fiestas o decorando jardines. Por cierto, ningún agricultor dejaría su carro a la intemperie más tiempo de lo necesario, la madera termina siendo afectada por el sol y la lluvia hasta pudrirse. Circulando por los caminos podemos ver restos de carros abandonados en muchos pueblos. También parece triste la pérdida de un importante vocabulario que encontramos en la los versos y relaciones que escribieron para las fiestas de carnavales y quintos.
                                     
                                          Carro de Arabayona de Mojica (Salamanca).

Fuente principal personas mayores de 80 años que emplearon el carro en Sanzoles.
GARCÍA MALMIERCA, María Victoria.  Agricultura tradicional y modera. El léxico en la Bóveda de Toro(Zamora). Ed. Ayuntamiento de la Bóveda de Toro. Salamanca 2007.