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lunes, 4 de mayo de 2015

LOS PALOMARES, CONSTRUCCIONES DE GANADERÍA POPULAR.


 Dehesa de Valdemimbre (Sanzoles).
 
 
LOS PALOMARES.

En el paisaje de Sanzoles, como en muchos pueblos de castilla, destacaban entre otras construcciones los palomares.

La cría de palomas es un aprovechamiento ganadero que se inicia en la antigüedad en Grecia y Egipto existiendo multitud de ejemplos de su consumo. Además de recurso alimenticio apreciable con los pichones, aportaba prestigio social a los vecinos que los mantenían. En la Edad Media existe el “derecho de palomar”, reservado solo a algunos.  La paloma  forma parte de la literatura, iconografía, religión, música y tradición oral entre otras muestras de la cultura.
Villafáfila (Zamora).
 

Calzadilla de Mendigos (Salamanca).
 

Se criaban preferentemente en el campo, en las eras, separadas de las casas. Se elegía una zona despejada de árboles porque en ellos se podían apostar los gavilanes búhos u otras aves de rapiña. Debían disponer de agua en la proximidad de fuentes charcas o regatos  pues estos edificios no tenían este suministro, alrededor de la casa con un cercado si era posible para echarles de comer sin que liebres o conejos se lo arrebataran.

 Palomar particular. Valdemimbre.

 Cubierta con entrada y apoyo.

 Muro con columbarios encalados.

 
 Exterior con remates.
 
En la zona de las Lagunas de Villafáfila son característicos los de trazado redondo,  evitando las esquinas para facilitar su limpieza y dificultar la ascensión por las paredes de las alimañas, o los de cuatro aguas con varios planos de tejado con muros de gran altura. A cuatro aguas también se construían en el Campo Charro de Salamanca.  Las sabandijas dañaban mucho los palomares. Culebras, lagartos, ratones, comadrejas, garduños, gatos y otros semejantes. Para evitarlos en el interior se recurría a dobles alturas y nidales elevados del suelo. Por fuera para atraer las palomas destacaba  el edificio en el paisaje, incluyendo elementos singulares llamativos de piedra  o cerámica, elaborado con fragmentos de teja árabe sobre las esquinas para facilitar el reconocimiento del palomar a las aves desde la lejanía. Encalados por dentro para desinfectar y aportarle luz suficiente con las entradas imprescindibles. En estos edificios las palomas se sienten seguras, es un animal muy temeroso. Los huecos para los nidos, hornillas o columbarios, han de ser grandes para que entren las parejas y los pollos.  Se dispondrá de escalera de madera para subir hasta ellos. Las palomas crían preferentemente en los altos porque allí están más seguras.  En raras ocasiones repiten el nidal cada año.
 Interior palomar de la dehesa de Valdemimbre (Sanzoles).

 Trampillas.
 
 Puerta peatonal de entrada.
 
 

Los  muros se levantaban con zócalo de piedra, tapial o adobe, rebozados de barro al interior y exterior. Más modernos o con reparaciones los de ladrillo y revocos de cemento. Las cubiertas de viguería de madera del lugar, chopo, álamo o negrillo, carrizo o ramaje y teja curva árabe. Modernamente tejas mixtas o chapas.

El palomar tendrá al interior vigas atravesadas para asentarse a la sombra cuando hace calor.

Las ventanas sobre el faldón del tejado orientado al sur o al este, con puerta que se pueda cerrar con cuerdas desde el suelo en el invierno, denominadas Lumbreras o entraderos.

Los excrementos, con nombre propio por sus apreciadas propiedades, la palomina, eran empleados preferentemente en huertos. La limpieza de los palomares debería hacerse una vez al mes, al menos tres veces al año. De ella depende la sanidad de las palomas, en especial la prevención contra el piojo.  La palomina se retiraba o extraía a menudo  para evitar la proliferación de enfermedades.

Por su facilidad de acceso se incluyen algunas fotografías de tres palomares de Sanzoles ya sin uso o incluso semiderruidos.

 
 Palomar en Sanzoles.
 
 Detalle remates de esquinas.
 
 Cubierta al sur, sin aves.


Bajo la entrada por la cubierta se han dispuesto  elementos de apoyo para facilitar a acomodación a la luz, un palo o una viga, antes de pasar al nido.

Ambos con muros de tapial, en el más antiguo los nidales están  vaciados en la propia tapia, contrapeados para evitar debilitar en exceso la pared. En el más moderno se ha optado por realizarlos con rasillas y yeso componiendo un enrejado aumentando considerablemente el número de columbarios.

 En la torre de la iglesia se reúnen y duermen multitud de palomas que ensucian el entorno y deterioran las cubiertas.

 Villafáfila (Zamora).
 
Bibliografía:

ALONSO DE HERRERA, Gabriel. Agricultura General.  Madrid 1513 (primer tratado de agricultura en castellano).

 

F. Vindel, "Gabriel Alonso de Herrera y su Libro de Agricultura" en: Artículos bibliológicos, Madrid, 1941.

SOUTO SILVA, Mercedes. Palomares en el sur de Aragón. Las tierras de Jiloca. Centro de Estudios del Jiloca. Teruel .

YANES GARCÍA, J.E.: Palomares tradicionales en tierras de Zamora. Diputación de Zamora, Zamora, 1997.
Fotos del autor.

lunes, 9 de febrero de 2015

ZARZUELA LIRICO-DRAMÁTICA 
LA FUNCIÓN DEL ZANGARRÓN.

Este año celebramos el centenario de una hermosa obra realizada por un vecino de Sanzoles del que desconocemos su biografía, Juan Ignácio Martínez de la Fuente.
Editado en 1914 en la imprenta de Enrique Calamita, que estaba situada en la calle Santa Clara de Zamora nº55 su primera edición. Se realizó una segunda el año 1973 por iniciativa de un grupo de jóvenes  emprendedores.

Se trata de una obra definida por el propio autor como Zarzuela lírica y dramática. Redactada en verso, nos cuenta en un solo acto teatral el día de la función, 26 de diciembre incluyendo en el repertorio musical el himno de Sanzoles, y La Retamilla, la canción popular de la que ha derivado la música que interpreta el gaitero en las danzas de quintos.

Puedes descargar la publicación completa desde la biblioteca digital de la Junta de Castilla y León que han digitalizado el ejemplar que existe en la biblioteca pública de Zamora, por si no lo tienes.

Además de lo que nos cuentan los vecinos, transmitido de forma oral, la lectura de este texto nos ilustra de forma clara sobre multitud de aspectos, sobre dichos, costumbres, el traje, las tradiciones, así como la evolución que han sufrido muchas de ellas. Sorprende que en el texto, los tocadores portaran una pandereta, algunos que llevamos muchos años asistiendo a la función  no lo recordamos.

Podemos entender que por tratarse de una obra literaria de calidad, habrá sido del mismo modo cuidadosa con los detalles, considerado esta publicación como la referencia escrita más importante de esta fiesta.
Gracias a los descendientes por la obra ahora centenaria de este ilustre vecino que dedicó su tiempo a redactar esta maravilla, todavía solo literaria y que ojala se pudiera interpretar y cantar algún día, de la que no pueden presumir muchos pueblos.
La producción de obras artísticas a partir de una referencia cultural propia como es la fiesta, ya sea arquitectónica, escultórica, pictórica, musical, teatral, literaria, etc., son un buen ejemplo de desarrollo del recurso inmaterial cultural que es EL ZANGARRÓN y que debemos agradecer.


Las gracias desde aquí a Juan Ignacio Martínez de la Fuente y a aquellos que hicieron posible que su obra llegara hasta nosotros.

                                        FELICIDADES EN EL 100 CUMPLEAÑOS DE LA PUBLICACIÓN DE ESTE LIBRO.




Para bajarlo en :  http://bibliotecadigital.jcyl.es