LA PLAZA MAYOR
De origen incierto, a partir del siglo XVI evolucionan desde
espacios diáfanos abiertos que permitían
orden y desahogo hasta las plazas de los siglos XVIII y XIX cuadrangulares que son el orgullo de las
ciudades en que se en encuentran. Junto a estas plazas proyectadas se desarrollaron también otras de
forma más orgánica adaptándose a los desniveles y con peculiaridades locales
que le aportan naturalidad y personalidad únicas diferenciándose e identificando el espacio más representativo
de una localidad.
Sin trazas previas, fruto de la historia del pueblo, sin
problemas de estilo pero con un alto grado de sentido común, a semejanza del
ágora en Grecia o el foro en Roma, la plaza formaba un espacio necesario en toda
urbe, emblema de la cultura europea pero
también empleado por los islamistas con ciertas peculiaridades.
Espacio público para la organización urbana, la plaza supone
urbanísticamente un ámbito de expresión y desahogo, un tránsito de lo privado a
lo público, en ella los vecinos pierden su libertad e individualidad y pasa a
formar parte de un colectivo.
Históricamente ha asumido múltiples y contrapuestas
funciones. Como eje de organización de un pueblo suponía un lugar de comercio,
espacio de manifestación, de juego, celebración, reunión o simplemente de
contemplación.
Un lugar donde se constituía la relación y la tolerancia,
más aún cuando no existían los medios de comunicación y por supuesto internet.
El mejor pueblo es el que tiene y utiliza mejor sus espacios públicos porque
éstos definen su vida colectiva, el lugar inmediato donde el visitante intuye
la vida o parálisis de su gente, lugar de identidad y de historia.
Carlos I manda que en España se ordenen las ciudades y
pueblos desde las plazas, espacio común y central y como tal de importancia, así
ha sido puesto de manifiesto desde las Madres de Mayo en Argentina hasta los
chinos en la de Tian´anmen o Tahrir en Egipto por no mencionar la Puerta del
Sol de Madrid.
La “agorafobia” o rechazo y desprecio por las plazas
producido recientemente propugna su abandono, la pérdida de cohesión social y
reduce y restringe la participación de la ciudadanía conduciendo a la
segmentación, fragmentación y desarticulación de los componentes de la unidad
rural.
La Plaza Mayor tiene un valor simbólico de intercambio de bienes,
de servicio, de ocio o simplemente de opiniones, opuesto a corrillos
restringidos. Fomenta la socialización en un espacio de todos conservando este
legado entre generaciones. Es el espacio público más importante de expresión
cívica y colectiva, es más que un lugar, en ellas se colocaba el mercado o la
horca, el teatro o las procesiones, los toros, las bodas o los juegos.
La de Sanzoles tiene forma irregular, muy común en periodos
medievales, en una orografía con fuerte
pendiente se reservó un espacio diáfano para este uso con tres calles de
acceso.
Hasta los años 70 el firme era de tierra y todas las fiestas
se montaba la plaza de toros adaptándola
al espacio y desnivel con carros y empalizas, se conservan hermosas y
singulares fotos como podéis ver en los álbumes del Telecentro.
Con la llegada del hormigonado se realizó éste pero, dado el
desnivel existente entre los extremos que llega a los tres metros, se
reservó una zona para templete o plataforma elevada, con sus árboles, bancos y escaleras, fue
modificada, pero finalmente demolida.
Tras dejar varios años la plaza con esta zona central sin
pavimento y con imagen de inacabada y abandono,
realizamos una propuesta para su estudio por parte de la corporación de
la que fue ejecutada parte, con añadidos a sugerencia de otros "colaboradores" .
La plaza tenía un aspecto excesivamente seco. Se proponía
una fuente que iría ubicada en la zona de mayor desnivel, consiguiendo nivelar
considerablemente el resto de la plaza. De forma circular para facilitar el
tránsito de vehículos y evitando rincones y esquinas. El borde de ancho suficiente para ser utilizado
como banco en todo su perímetro. El desnivel de la calzada respecto al borde permite que este banco tenga diferentes alturas en su perímetro adaptándose a niños o mayores.
El agua procedería del desborde y rebosadero que discurre por el desagüe
de la calle del Caño, situada a mayor altura, disponiendo de cota suficiente
para hacerla aparecer en la plaza.
Una pila circular de escasa altura, 50cm en el interior, con agua excedente
que aparece para refrescar el espacio. Un rebosadero puntual en el borde
superior corriendo el agua hacia el centro de la plaza canalizado por un canal
estrecho y bajo para poder beber los perros o pájaros. En el extremo opuesto un
pequeño machón o alzado que soporta un caño de la red de agua potable accionado
con pulsador manual. Con una escalera descansada se adapta al fuerte desnivel del suelo.
El remate del machón es un plano curvado o arco rebajado.
Supone un guiño a la tradición que se integra con el remate superior de la torre de la iglesia y con los remates
de los demás caños del pueblo que surtieron de agua a los vecinos y sus
animales hasta la llegada del agua
potable canalizada.
Junto al pilón circular, en el mismo eje otro círculo de
zona verde y alrededor de él un borde amplio o acera encantada evitando
bordillos. La zanja necesaria para traer desde el centro de la calle del caño
hasta la zona baja de la plaza se encantaría señalizando el eje principal. Las maestras radiales y bordes exterior e interior de los encantados debían ser de canto grueso, preferentemente plano, y el relleno de canto menudo y apretado que evite las malas pisadas en particular con tacones.
La fuente no debería elevarse nunca por encima de 1,20m
manteniendo la visión del conjunto de la plaza en todo momento. La eliminación del
anterior templete dejó claro a todos los vecinos que si bien tendemos a ubicar
cosas en el centro, éstas dificultan la visibilidad y la percepción del
espectador es de un espacio mucho más
reducido. La ubicación de un monumento o
un elemento de menor tamaño no provoca
este efecto pero sí la de un abeto. La colocación de un surtidor vertical, con
un manneken pis de piedra artificial, que fue destruido, farolas estilo Luis
XVI o bancos con publicidad fueron aportaciones espontáneas que no estaban
pensadas originalmente. La ubicación de las farolas, en concreto, no tuvo en cuenta el tamaño de las carpas que se venían colocando para la celebración de las fiestas, haciendo necesario que todos los años se procediera a desmontar y montar una de las farolas.
No obstante se añaden los planos realizados para esta
propuesta, así como la vista actual de plaza en Google. Los dibujos son del año
2002. Esta fuente era como las demás del pueblo autosuficiente, no requería acometidas eléctricas, bomba, mantenimiento,…permitía refrescar el ambiente, depósito de agua para posibles incendios, etc.
Saludos.