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lunes, 22 de julio de 2013

LA CONSTRUCCIÓN DE BODEGAS TRADICIONALES. CAPITULO 3.

EL CUERPO DE LA  BODEGA.              
Sanzoles.


La bodega deberá descender y adentrarse en el terreno hasta que sobre el cielo del cuerpo principal dispongamos de entre 6 a 7m de piedra y tierra, espesor que garantiza en estos suelos  la estabilidad de temperatura necesaria para conservar en las mejores condiciones los vinos, con cambios de temperatura mínimos (entre 9 y 12ºC).
Tengamos en cuenta que deberán mantener el vino sin estropearse durante un año o más en el caso de que los viñedos sufran heladas que mermen la cosecha.

El cuerpo de la bodega dispondrá de espacio suficiente para alojar los recipientes en los que se elabora el vino, así como para la manipulación, llenado, vaciado y limpieza de los mismos. También para la pisa, sea picada en la propia roca, de fábrica de ladrillo o recipientes para su estrujado y extracción. Dado que cada casa o familia tiene unas necesidades de producción muy dispares, encontramos bodegas desde algo más de 1 m2 con espacio casi exclusivo para varias garrafas de vidrio, hasta grandes bodegas con zonas de cubas y lagar en esta parte principal de la bodega o conjuntos de bodegas que se unieron o crecieron como si de un órgano vivo se tratara.
Sanzoles.

Es muy común que las bodegas sean el fruto de abundantes ampliaciones que las van adecuando a las necesidades del propietario productor ampliando el espacio teniendo cuidado de respetar cierto espesor de piedra entre las bodegas contiguas. Con estas premisas la forma inicial en planta en rectangular y básica, abovedada, a la que se le añaden ampliaciones al frente, nichos a ambos lados o incluso bajo la propia escalera, y por supuesto hacia abajo dándole mayor altura para alojar cubas de mayor dimensión  dejando espacio para la entrada por la parte superior de las mismas o boca y hueco inferior para las canillas y colocación del envasador, recipiente obtenido de una cuba cortada por su zona más ancha colocado apoyado sobre la rueda.
Sanzoles.

Este aumento de la altura de la bodega con posterioridad a su inicial trazado provoca que en muchas ocasiones los peldaños de la escalera se adentran en el espacio principal, al hacer descender el suelo dado que no se debe picar en el techo porque perderíamos espesor de terreno sobre ella  y debilitaríamos la estabilidad que garantiza el reparto de cargas que incide sobre el cielo de la bodega hacia los muros laterales.  
Tengamos en cuenta que la excavación del terreno favorece su pérdida de humedad y ésta va acompañada de retracciones y fisuras en muros y techo que presentan muchas.
El techo siempre curvado, preferentemente abovedado, además de soportar mejor las cargas, en momentos puntuales de filtraciones de agua se favorece el escurrido hacia el suelo y arquetas de achique evitando las goteras.

Fuentes y fotografías propias.

miércoles, 10 de julio de 2013


LA CONSTRUCCIÓN DE BODEGAS TRADICIONALES. CAPITULO 2.


LA ESCALERA.

Abierta la puerta  de la bodega, lo más común es disponer de un espacio de descanso, zona llana antes de la escalera que permite encender el elemento de iluminación para bajar, vela, carburo lámpara  de petróleo,... además de adecuar la vista al cambio brusco de luz antes de empezar a descender o posteriormente en la salida. Las más antiguas sin barandillas o agarraderos para ayudarse.
 El Cubo.


De escasa anchura, de 1 a 1,30 m.  con algunas oquedades para dejar pequeños utensilios a mano a uno o ambos lados.
 El Cubo.



Cubierta esta entrada con madera o piedra, se une con la escalera con peldaños en general poco descansados, la medida más común es de 30/33cm de pisa y de 20 a 22cm de tabica. Talladas en la misma roca con ligera pendiente que permite el escurrido de los líquidos que se vierten al subir o bajar recipientes llenos, llegando a formar regateras, desgastados en la zona de pisadas. Las escaleras tienen un número muy diverso de peldaños, los necesarios para descender por el cañón hasta el denominado cuerpo de la bodega, parte de mayor anchura donde se ubican los recipientes y se realizan las labores.



 El Cubo.


El techo de de estos espacios  inicio de la escalera descendente hasta que se adentran bajo la roca virgen suele ejecutarse de cuatro maneras fundamentalmente. La más sencilla sería con palos o maderos de mayor o menor grueso adosados unos a otros, muchas veces sin pelar la corteza, que hacen de encofrado y soporte de la piedra y tierra de tapa que la cubre.
 Cuelgamures.


La segunda solución, la menos empleada, consiste en colocar sobre una cimbra o encofrado de madera, piedras de tamaño medio, de 10 a 30 kg  preferentemente jarreña, sedimentaria con abundante sílice muy áspera y poco absorbente, colocadas a modo de cuña, de gran dureza y que abundan en los cerros del entorno.
 Villabuena.

También pueden estar colocadas varias filas a ambos lados salientes por aproximación con una pieza plana grande de tapadera. 


La tercera, la más utilizada consiste en apoyar sobre las dos mesetas laterales de la escalera dos sillares alargados uno contra otro formando ángulo de 90º en el vértice o aproximándose a él, con el apoyo inferior y el encuentro superior achaflanados en junta vertical para dificultar la entrada de agua. Piedras pareadas que conforman un techo triangular, hasta que descendiendo entramos en la zona de piedra natural en el que el techo se redondea sustentándose por el natural efecto de arco.
 Gema. 
 Guarrate.

La última solución, la más rica y escasa, consiste en la realización de una bóveda de medio punto con dos salmeres, dos dovelas y la clave, consiguiendo un techo semicircular  o bóveda de cañón inclinada con la pendiente del tiro de la escalera.
 El Cubo.




Cuelgamures.

Por supuesto el empleo de losas de hormigón, viguetas de forjado y bovedillas u otros procedimientos, si bien pueden resolver el problema (teniendo en cuenta las importantes cargas que en ocasiones soportan), modifican el aspecto original y tradicional de estas construcciones de forma importante.


 Entrada en Sanzoles.

Cuando dispone de estancias, sisas o pequeños espacios a media altura se realizan descansos, zonas planas para permitir la ubicación de otra puerta, tinajones o barricas. 
En una misma puerta podemos encontrar en el descenso dos o más bodegas, generalmente construidas por una misma familia que pasa a distintos propietarios con la colocación de nuevas puertas y sus llaves independientes.
 Sisa. Sanzoles.
Esta forma de cubrir galerías o espacios angostos la identificamos por primera vez en la construcción etrusca, en Italia en el siglo VII al V a.c. Encontramos en esta cultura antecesora de la romana, edificios funerarios con puertas y agrupación de las mismas que se asemejan mucho a las actuales bodegas.

 Tumba de Bronzeto en Populonia (Italia).

 Necropolis en Orvieto. de Cocefisso del Tuto (Italia).


En planos de planta y sección vemos como aquellas construcciones funerarias tienen la misma estructura, e incluso ventilación que muchas bodegas enterradas.
Artesa en Corneto en Volumnii, Perugia (Italia).
Imágenes de Francisco Ortega Andrade (Arcos, bovedas y techos en la construcción etrusca).  Actas del segundo congreso nacional de historia de la construcción. CEHOPU, Madrid 1996.