FACHADAS, ALEROS E IMPOSTAS DE LADRILLO EN SANZOLES
En proceso de desaparición,
queremos recordar la rica y apreciable arquitectura de ladrillo
que se conserva en las Tierras del Vino y de Toro. Además de la piedra arenisca, con la que se levantaron los edificios más destacados, predominan en la zona las
fachadas de ladrillo, representan una parte importante de la mejor arquitectura.
En muchos casos se combina con una planta inferior de piedra, reservando la superior, más vistosa, para el ladrillo. Existen infinitas variaciones, a la hora de colocar
las sucesivas hiladas de ladrillos, con los matices de corridas, dentadas,
arpadas, situándose enrasadas, rehundidas o resaltadas respecto del haz del
paramento, pudiendo adquirir las impostas, cornisas… un determinado vuelo
mediante la suma creciente de saledizo de hiladas con los ladrillos en distintas posiciones [1].
Los aleros realizados por la
superposición de hiladas a tizón, corridas, dentadas, también a tizón o soga, a serreta
o a corriente, a sardinel tumbado o en vertical, rectos o dentellados, arpadas
o triscadas, con la combinación de todas estas diferentes posiciones, y la
creatividad del maestro de obras, conseguían realizar fachadas ornamentadas destacadas que manifiestan la importancia de sus
ocupantes.
Observamos impostas que simulan cenefas o triglifos y metopas, paneles de rombos, pero sobre todo destacan las cornisas. El vuelo sucesivo de unas piezas sobre otras para aumentar el saliente del alero, es realizado con originalidad e ingenio, consiguiendo que los livianos tejados se vean más gruesos y pronunciados al frente, rematando la parte superior de la fachada con un ritmo de luces y sombras singular. En los muros y algunos aleros encontramos un trabajo del ladrillo que nos habla de la influencia del arte mudéjar[2].
Observamos impostas que simulan cenefas o triglifos y metopas, paneles de rombos, pero sobre todo destacan las cornisas. El vuelo sucesivo de unas piezas sobre otras para aumentar el saliente del alero, es realizado con originalidad e ingenio, consiguiendo que los livianos tejados se vean más gruesos y pronunciados al frente, rematando la parte superior de la fachada con un ritmo de luces y sombras singular. En los muros y algunos aleros encontramos un trabajo del ladrillo que nos habla de la influencia del arte mudéjar[2].
Aunque se recogen solo algunas, las más
llamativas, son predominantes entre las construcciones tradicionales, y suponen una muestra más de la riqueza constructiva y arquitectónica que se conserva, así como en otros pueblos limítrofes como Moraleja o Venialbo,
que deberíamos apreciar y mantener, incluso repetir cuando proceda, como lo ha
hecho el Ayuntamiento de Sanzoles, en el muro de la fuente del Caño, recientemente reconstruido, y en el que se mantenía bajo los enfoscados una fábrica de
ladrillo macizo tradicional de esta tierra.
Añadimos algunas imágenes de estos trabajos cuidados, realizados casi todos en el siglo XIX, y que manifiestan la riqueza y saber hacer de sus habitantes y maestros. Algunos ejemplos encalados o deteriorados se mantienen incluso sobre muros de barro en perfecto estado a pesar de su edad.
Añadimos algunas imágenes de estos trabajos cuidados, realizados casi todos en el siglo XIX, y que manifiestan la riqueza y saber hacer de sus habitantes y maestros. Algunos ejemplos encalados o deteriorados se mantienen incluso sobre muros de barro en perfecto estado a pesar de su edad.
[1] ADELL ARGUILES, José María. Arquitectura de ladrillo del siglo XIX.
Técnica y forma. ETSA de Madrid. Fundación Universidad-Empresa, 2ª edición,
1987.
[2] PONGA MAYO, Juan Carlos, y
RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Mª Araceli. Arquitectura Popular en las Comarcas de
Castilla y León. Junta de Castilla y León. Consejería de Cultura y Turismo,
Valladolid, 2003.
Fotos del autor.
Fotos del autor.